Transito por la que tras el cierre de la Galería Soledad Lorenzo creía devaluada en perspectiva artística calle Orfila de Madrid y me encuentro con que en las magníficas cristaleras del local se anuncia una exposición de título más que atractivo: “Tàpies y los informalismos venezolanos”. Con poco convencimiento pienso que quizá Soledad se lo ha pensado mejor y ha vuelto a la manera de los toreros que necesitan de la fiesta.
Lo precipitado de mi irrupción en la sala me impidió comprobar que había cambiado su nombre. Allá en una esquina, el formato pequeño se rotulaba el nuevo “ODALYS”.
Aparte de las cinco obras de Tàpies, lo expuesto me parece de gran calidad y expresivo de lo atinado del título de la exposición. Son obras de una amplia nómina de artistas venezolanos. Venezolanos a pesar de que muchos de ellos nacieron en otros lugares, incluida España. Pero son venezolanos-venezolanos, porque como leo en el magnífico catálogo, en Venezuela nacieron al arte y artistas venezolanos se hicieron.
Salvo Jesús Soto, del que se muestra una pequeña obra bien distinta de las que estamos acostumbrados a ver de él, también leo en el catálogo que, a pesar de ser desconocidos en España y Europa, todos son artistas consolidados en Venezuela. Esto último me parece evidente a tenor de la gran calidad que se reúne en el espacio.
Fantásticos los dos objetivos de la directora -Odalys Sánchez de Saravo- de los que también me ilustro por el catálogo: Que, en el conocimiento de las artes plásticas, la galería sirva al fortalecimiento de los vínculos entre los dos continentes y a la divulgación tanto de los artistas consolidados en el ámbito internacional como de los nuevos talentos. Esta última vertiente me parece que podría dar abundantes frutos en la doble dirección mediante programas de enlace con la matriz caraqueña.
En fin, le deseo a la nueva galería que en ambos empeños alcance tanto éxito como lo tuvo en el mismo emplazamiento su predecesora Soledad Lorenzo.
Saludos.
ángel Zurita Hinojal